Eva entra en su despacho y se sienta sobre la mesa a esperar a su cliente, que ya debería estar al caer, sin darse cuenta de que en realidad ya había llegado. Se ha sentado directamente encima de él. Mientras espera, ojea el móvil distraída mientras se balancea con cuidado, restregando sus nalgas sobre la mesa y el cuerpo de su diminuto paciente, que aún en esa situación trata de hacer lo posible por escapar, conseguir algo de aire o, al menos, llamar la atención de su terapeuta. Eva nota cierto picor en la zona inferior de su trasero y lo alza un poco para rascarse e inmediatamente volver a posarlo sobre la mesa en varias ocasiones. Pasado un rato, Eva decide preguntarle a su agente si hay alguna llamada o algún mensaje de última hora de su paciente. La respuesta que recibe por los auriculares le desconcierta, y es que, por lo visto, su paciente lleva más de diez minutos esperándola en su propio despacho. Ella ata cabos y se gira para ver, sobre su mesa, el cuerpo aplastado de su paciente, que apenas puede moverse pero aún se mantiene con vida. Ella se apresura a acercar su rostro y disculparse. Él pide ayuda y ella, aunque no se la niega, le informa de que su paquete básico no incluía seguro, y que para solicitar ayuda necesitará pagar un plus. Él se enfada dada su situación crítica y ni siquiera ha sido culpa suya, pero Eva insiste en la política de la empresa. Él continúa exigiendo ayuda, aunque esta vez con peores modales, a lo que Eva responde sin miramientos colocando un pecho sobre él para silenciarlo y explicarle la situación: En 20 minutos recibe a otro paciente, si de aquí para entonces él no se ha decidido a pagar, ella se tendrá que deshacer de él, probablemente comérselo para no dejar ningún rastro. Eva aparta su pecho para permitir algo de oxígeno a su paciente, lo coge y lo sostiene frente a su rostro. Le avisa una última vez, preguntándole si hace falta que le muestre dónde va a acabar si no le entrega los datos del banco para realizar el pago adicional. Él se resiste y ella se limita a extender su lengua salivando ante él, y lentamente le acerca a ella, hasta aplastarlo contra la misma, dejarlo y cerrar la boca. Comienza a saborearlo dentro de su boca y, mientras disfruta de la tortura, Eva le avisa de que aún está a tiempo si quiere evitar ser tragado vivo. Él finalmente cede y suplica a Eva que cese la tortura para darle sus datos bancarios. Ella levanta el móvil y le ordena dárselos. Una vez lo haga, ella lo sacará de su boca. Él accede mientras ella continúa saboreando y apuntando los datos en su teléfono. Una vez tiene los datos, saca a su paciente de su boca y le desvela que no tiene ninguna intención de costear ninguna ayuda, pero que igualmente se quedará con todo su dinero. Él vuelve a gritarle y ella simplemente se ríe de su frustración. Solo por ser rico piensa que tiene derecho a todo, cuando, en realidad, precisamente ahora solo tiene el derecho que Eva quiera otorgarle. Y de momento, ese será vivir dentro de su culo mientras ella continúa con sus proyectos profesionales, vitales y, por supuesto, gastando hasta el último céntimo de su desafortunado y maleducado paciente. Eva introduce al paciente en su ano (o entre sus nalgas) y se apoya sobre la mesa para esperar al próximo paciente. No pasa mucho tiempo hasta que su agente le avisa por los auriculares de que su siguiente cita está en la puerta. Ella le pide que pase y se sienta frente a la mesa. ***This version doesn't contain english subtitles***
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